No solo Lima
Los recursos naturales engordan al Perú, que en los últimos años ha registrado tasas de crecimiento por encima del 6%. La minería es uno de los sectores que más impulso ha dado al país andino (noveno del mundo en rentas mineras) y que ha permitido desviar la vista, aunque sea levemente, hacia ciudades como Arequipa, Trujillo, Piura y Chiclayo. En el futuro inmediato, la coyuntura favorece la creación de nuevos polos económicos que dan más protagonismo a la periferia: una de las revistas del país elige a las nuevas candidatas que son Chimbote, Cuzco, Ica, Huancayo, Tacna o Sullana. El análisis del estado de estas nuevas poblaciones, que empiezan a dibujarse al margen de la capital.
Sin lugar a dudas, la economía peruana ha remontado en las últimas décadas. Lo dicen las cifras: el crecimiento supera el 6% en los últimos años, la inversión extranjera directa superó los 7.500 millones de dólares en 2011, y las relaciones comerciales fueron viento en popa (se firmaron diez tratados de libre comercio bilaterales y cinco multilaterales).
Arequipa, Trujillo, Piura y Chiclayo empezaron a despegar en este contexto de crecimiento y hoy seis ciudades se perfilan como las nuevas candidatas a empoderar la periferia del país: Chimbote, Cuzco, Ica, Huancayo, Tacna y Sullana. Las nombra la revista peruana de análisis Poder ante su presencia en el ranking de las quince poblaciones con mayor tamaño de mercado en el país, además de presentar grandes proyectos de inversión y un mayor grado de diversificación productiva.
Un rasgo característico de cómo arrancan el vuelo es la ausencia del Estado en su desarrollo, que es desordenado y que viene impulsado básicamente por la iniciativa privada. Otra particularidad es la presencia en estas poblaciones de la minería y sus beneficios, que aunque no constituye el sector económico predominante, sí contribuye a aumentar el volumen de ingresos de la zona.
El sector agrario, el turismo y el comercio minorista, algunos de los responsables directos de esta prosperidad en el sur.
Chimbote y la caña de azúcar
Los años sesenta fueron los primeros despertares de esta población costera. La industria siderúrgica y pesquera (con la anchoveta como barco insignia) alimentaban a los por entonces 100.000 chimbotanos. Cuarenta años más tarde, el mar y su explotación volvió a ser un sector al alza, aunque el PBI pesquero en la región no supere el 2% del total. La siderurgia, por su parte, está actualmente en manos de capital brasileña, porque en 2006 la empresa Gerdau compró SiderPerú e inyectó, en los cinco años posteriores, un total de 192 millones de dólares para su modernización. La inversión, sin embargo, no logró evitar un recorte del 25% de la plantilla, que hoy es de 1.650 trabajadores.
Con ambos sectores tradicionales algo disminuidos, dos nuevas actividades dan luz a la sexta población peruana en tamaño de mercado: la agroindustria y la construcción. La primera creció un 11% en 2011 gracias, sobre todo, a la producción de caña de azúcar, cuyo grueso de producción proviene de pequeños agricultores que luego venden a exportadores. El auge de la tierra, junto con la reducción de la pobreza (pasó del 48% en 2005 al 29% en 2010) y el alto canon minero que recibe la región (755,000 millones de soles en 2011) dio impulso al sector de la construcción y a una nueva y floreciente dinámica comercial.
Y aunque los datos del momento aún denotan cierta lentitud en el cambio (sólo el 25% de la población corresponde hoy por hoy a la clase media, según el estudio Niveles Socioecónomicos Perú 2011, elaborado por Ipsos Apoyo Opinión y Mercado), existen grandes expectativas respecto a un futuro prometedor. El 58% de los habitantes de Chimbote dicen que en los próximos cinco años la economía mejorará notablemente. Esperaremos al 2016 para tomar el pulso a este termómetro popular.
La maravilla en Cuzco
En 2007 el Machu Picchu fue declarado maravilla de la humanidad. El nombramiento atrajo a cientos de miles de visitantes, cuya llegada ya había empezado a despuntar desde 2005, con la fuerte apuesta del gobierno de Toledo por el turismo. Si en 2004 fueron 400.000 las llegadas extranjeras en 2011 la cifra alcanzó las 670.000. Si se añaden los turistas nacionales, se contabiliza en 2011 un total de un millón de visitas, atraídas, además, por un contexto social más pacífico y por una mayor inversión hotelera (la oferta de alojamiento sigue aumentando en Cuzco: en el primer trimestre de 2012 se abrieron tres hoteles de cinco estrellas en la ciudad).
Desde que la ciudadela fue considerada una maravilla moderna, en 2007, hasta la actualidad, el movimiento que ha traído consigo el turismo se traduce en más puestos de trabajo y mayores salarios. Año a año los ingresos de sus habitantes han aumentado un 10% hasta situarse en los 2.500 soles al mes (una cifra muy por delante de otras ciudades del país).
Este mayor poder adquisitivo ha dinamizado las ventas en supermercados y, por tanto, la entrada de nuevos establecimientos y cadenas comerciales, que en 2010 movieron 32 millones de dólares en ventas. Lo inmobiliario también se altera con la bonanza: diferentes constructoras empiezan a construir modernos departamentos multifamiliares en un suelo que, presionados por la demanda, se revaloriza hasta los 2.000 dólares por metro cuadrado en el centro histórico del Cuzco.
El sector energético es también aliado del boom económico de la ciudad: la minería, por un lado (que representa ya el 13% del PIB de la región y cuyas regalías superaron los 1.000 millones de dólares), y el gas, por otro, suponen nuevas inyecciones de capital.
El único inconveniente a este camino que ha dibujado Cuzco para sí mismo, es que sus habitantes rurales no perciban los beneficios de esta apertura al mundo (en 2011 el Gobierno Regional gastó apenas el 58% de su presupuesto total) y que, entonces, decidan oponerse a alguno de los proyectos que cambian su entorno.
La cosecha de los 90 en Ica
En los últimos diez años, la ciudad de Ica dio un cambio radical. Una década atrás, no había carreteras, ni edificios ni tiendas. Hoy, es un sinfín de posibilidades (555 millones de dólares es el tamaño del mercado de la ciudad).
Entre otros cambios, la tasa de pobreza pasó del 27% a 11% (de 2004 a 2010), el empleo creció un 65% (entre 2002 y 2006) y los ingresos promedio de un trabajador del campo aumentaron un 120% (en los ocho años que van desde el 2001 al 2009).
¿El motivo de la alquimia? El boom agrario de los noventa que potenció la producción de espárrago, uva, vino y algodón. El consecuente aumento en el poder adquisitivo provocó la llegada de comercios en forma de malls (dentro de poco Ica contará con dos centros comerciales) y un desarrollo inmobiliario que en el futuro promete ir a más.
En cuanto a las oportunidades de crecimiento, en el caso del agro vendrá dado por la ampliación de la frontera agrícola y de nuevos productos como la mandarina o la cebolla. ¿El principal reto? Solucionar la escasez del agua, que se calcula en 63 cm por año, y que frena de igual manera la posibilidad de proyectos inmobiliarios (ya que impide ofrecer agua potable en las viviendas). También es un desafío el desarrollo de una industria más tecnificada así como la construcción de infraestructuras vitales para, si se quiere, poder erigirse como uno de los ejes económicos del Perú.
Huancayo y el Valle de Mantaro
Setecientos kilómetros de extensión tiene el Valle de Mantaro, que por sus condiciones (varios pisos altitudinales) es óptimo para la producción de alimentos como la papa, la cebolla roja, ajos… Por ello el 40% de los alimentos que llegan a La Parada, el principal centro de abastos de Lima, proceden de este valle: solo en 2011, fueron más de 600.000 toneladas, cuyo movimiento generó más de 900 millones de soles.
El aumento de la capacidad de pago (no solo por parte de los agricultores del valle, sino también de los trabajadores de las rentables minas de la zona) atrae a nuevos comerciantes, que apuestan por invertir en nuevos rumbos. La producción de truchas, la extracción de mármol o el turismo son algunos de las nuevas oportunidades de negocio que despegan caóticas y desiguales a la espera de mejores formas de organización.
Mientras Huancayo va ajustando sus mecanismos para encauzar correctamente el crecimiento (el tamaño de su mercado se valora en 541 millones de dólares), un factor clave se plantea para su consolidación: la reforma de la Carretera Central, principal vía de comunicación con la capital, que no puede ser ampliada por motivos geográficos y que hoy se presenta saturada e insegura. El período de lluvias, además (de noviembre a abril) acucia la construcción de un trasporte alternativo, el tren, del que existen proyectos pero poca voluntad real para llevarlo a cabo. El refuerzo de Huancayo como ciudad emergente pasará sin duda por este camino.
Los vecinos en Tacna
Tres mil chilenos de la ciudad de Arica (a 45 kilómetros al sur) llegan cada fin de semana a Tacna. Y la cifra puede llegar a cinco mil si hay fiesta de por medio. El objetivo de los vecinos es gastar dinero; según las estadísticas desembolsan entre 60 y 80 dólares por persona y día.
Los sueldos chilenos son buenos (entre 400 y 700 dólares por persona), aunque desde 2007 el desempleo ha ido aumentado y los ariqueños han encontrado en Tacna un refugio económico: es más barato viajar hasta Perú en busca de precios más acomodados que hacia el interior de su país.
Tacna, por su parte, responde bien a sus demandas de locales más sofisticados, como locales cerrados (frente a las paraditas de los mercados), de atención médica (más económica que en Chile) y de hostelería y restauración (el 80% de los clientes de fin de semana en restaurantes son extranjeros del sur).
Y si bien la dependencia asusta (una crisis en Chile puede dar al traste con todo lo conseguido), Tacna va construyendo una ciudad que pueda hacer frente a eventuales contratiempos. A la vez, mira de reojo a sus alternativas laborales, que son la agricultura (aceituna, paprika, cebolla y orégano) y la minería, una antigua aliada que ha perdido peso con los años (actualmente representa el 14% del PIB frente al 28% anterior) y que no cuenta con demasiado apoyo de la población. Por ahora parece ser que los tacneños no necesitan de estos sectores alternativos.
Sullana y el etanol
La época dorada quedó atrás en Sullana, cuando las exportaciones dejaron de ser la joya de la corona al pararse para siempre el ferrocarril, en la década de los sesenta. Hoy, después de medio siglo, la ciudad quiere volver a levantar la cabeza, activada, sobre todo, por la llegada de la empresa Caña Brava. Desembarcó en 2006 y en la actualidad ya explota 7.000 hectáreas de caña de azúcar, que luego las 1.500 personas que se emplean en la compañía convierten en etanol.
Como ella, la inglesa Maple Energy llegó atraída por la oportunidad del negocio del etanol, aunque existe otro sector que, tímido, impulsa también la recuperación de Sullana: la agroindustria, con el mango, la uva y el banano orgánico como productos estrella.
Este desarrollo discreto de la población ha permitido reducir la pobreza, que sigue siendo elevada. En 2010 repercutía sobre el 42% de la población, mientras que en 2004 el porcentaje era del 60%. Otra de las consecuencias de este despegue lento es el crecimiento caótico y desordenado de Sullana, que la municipalidad quiere matizar con la instalación de un nuevo alcantarillado, la pavimentación de las carreteras y la construcción de dos nuevos reservorios de agua.
Si la inversión empresarial continúa y las instituciones corrigen las consecuencias negativas, los expertos aseguran que en el futuro Sullana podría convertirse en una ciudad articulada con Piura, la capital del departamento.
Lima, pero menos
“Lima sigue siendo el buque insigne de la flota”. Lo dicen desde la consultora peruana Apoyo Consultoría y con números en la mano: la capital concentra el 40% de la población nacional y su tamaño de mercado es de 18.500 millones de dólares, mientras que Arequipa, Trujillo, Chiclayo y Piura sumados no llegan ni a 4.000. La capital, además, es responsable del 70% del PIB industrial, concentra el 52% de los servicios gubernamentales, alberga el 60% de la fuerza laboral y recauda el 90% de los impuestos. A nivel de infraestructuras, es la única ciudad que cuenta con un aeropuerto internacional, con un puerto capaz de recibir barcos de gran calado, y con transporte público. Y sobre todo, las decisiones continúan tomándose en Lima.
En el otro lado de la balanza se encuentran las voces que destacan cómo ha disminuido su PIB en los últimos años, cómo ha aumentado el poder adquisitivo de los hogares de provincias por encima de los de la capital y la forma en que el estado de las carreteras de todo el país ha mejorado en esta década.
La resolución del debate, en fin, deberá verse en unos años, en la arena. Aunque no sabemos si la función se representará en los teatro de todo el país. O solo en la capital.
Ana Claudia Rodríguez
Colaboradora Orla
Es cierto que se nota un gran avance en estas ciudades, esperemos que las autoridades locales tomen decisiones a la altura de la oportunidad. Por lo menos es un buen indicio que Huancayo y Arequipa desarrollen un transporte público moderno, que Trujillo promueva el cluster tecnológico, y que otras ciudades se enfoquen en obras para mejora de la competitividad.